Comentario crítico sobre
“Construcción”, un escrito de Manuel Quaranta para el folleto “Nuevas
identidades” (Fiesta de Colectividades, 2016).
Cito al autor y voy
glosando.
“A = A”, como principio
de identidad. ENUNCIADO VERDADERO
“A distinto B”, como
principio de no contradicción. ENUNCIADO FALSO. El principio se enuncia así - (A . -A).
Es decir que no ocurren a la vez A y su opuesta -A. No se permiten
contradicciones. Este es un requisito fundamental de los sistemas axiomáticos,
ya que de una contradicción se sigue cualquier enunciado.
“Tercero excluido:
ninguna otra posibilidad cabe. O sea, si A es verdadera, B, resulta
necesariamente falsa”. ENUNCIADO FALSO.
El principio se enuncia así: A v –A. Es
decir, ocurre A, o bien –A, no hay tercera posibilidad.
Esto es la base de una lógica
bivalente, con casi dos milenios de elaboración, que ha logrado una
formalización con el lenguaje matemático a partir del siglo XIX, y ha servido
para el avance científico y tecnológico. Muchos de los aparatos, máquinas, dispositivos,
recursos y servicios modernos se han desarrollado, en parte, por los logros de
la lógica bivalente: computadoras, teléfonos celulares, cirugía laparoscópica, diagnóstico
por imágenes, cámaras fotográficas, controladores de autos, barcos, trenes y
aviones, todo tipo de programas de computación, pendrives, gps, etc.
El bivalente no es el
único modelo de lógica, por supuesto.
Existen modelos de lógica trivalente, lógica modal, y otros. Algunos
están en su etapa teórica, aún sin aplicación práctica. También hay quienes se
dedican a estudiar la lógica subyacente en procesos científicos, lingüísticos,
sociales, inconcientes, fractales, astronómicos. Esto abre las puertas a un
interesantísimo desarrollo lógico, epistemológico y filosófico, que
posiblemente encuentre lugar durante el siglo XXI.
Continúa Quaranta: “La
base del pensamiento lógico occidental y el sustento de la oposición que
recorre la historia de la República Argentina: civilización o barbarie”. Esta
expresión tiene solo sujeto, le falta el predicado. Podemos pensar que tal vez el autor quiso
decir que lo anterior “es la base del …”
Resulta algo imprudente
el rápido paso de los principios lógicos (tratados de manera muy pobre e
incorrecta, dos errores en tres enunciados) hacia cuestiones históricas,
sociológicas y políticas. Aquí Quaranta podría hojear un poco, y luego empezar
a leer, un artículo de Karl Popper titulado “Por qué son aplicables a la
realidad los cálculos de la lógica y la matemática” (en Conjeturas y
Refutaciones). Luego podría estudiar un poco la relación de la lógica con la
ciencia y la realidad, y así evitar una referencia irrespetuosa hacia una
disciplina gracias a la cual él habla por celular, chatea y juega por las redes
sociales.
El texto carece de signos
de puntuación. Leerlo es hacer un ejercicio de colocación de comas y puntos
para hacerlo comprensible.
En otro pasaje
dice: “… para comprobarlo basta con
sentir qué efecto tiene en nosotros la palabra civilización …” Aquí haremos uso del juego predilecto de
Quaranta, usar las palabras e ideas del otro para refutarlo. En un artículo del
año 2012, publicado en Rosario 12 ( https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-34078-2012-06-04.html
), puede leerse la refutación que hace a su tía Carola. Se pregunta: ¿cuál es
la muestra completa?. Yo te pregunto
Quaranta. ¿cuál es la muestra, cuál es la población de este nosotros?. Este
nosotros sobre el cual sutilmente hablás a continuación cuando mencionás que “yo
y él” pasan a “nosotros y ellos”. ¿a cuántos consultaste, además de vos, para
saber lo que pasa con nosotros?. ¿a 10, 20, 200?. ¿en qué lugar, en qué
tiempo?. Acá procedés con la liviandad
que hace recordar la definición irónica del filósofo “como el abogado de sus
propios prejuicios”.
Lo demás es propio del
estilo de Manuel, caótico, con severas dificultades para redactar oraciones y
para hilvanar párrafos, una pésima utilización de los signos de puntuación. El
resentimiento, permanente en su obra, contra los que tienen (recordemos lo que escribió respecto de los Quaranta
ricos, repletos de propiedades). La pretensión de originalidad, algunas ideas
agudas, expresadas de manera desprolija, y referencias a hechos, de manera
inconsistente. Mencionaremos dos.
“Por eso nació la
escuela laica gratuita y obligatoria“: es una
lectura obtusa, unilateral, pobre, ingenua, ideologizada. Una
explicación puede ser esta: todo ello está ligado a Sarmiento, y como sabemos Cristina lo rechaza. Este
resentido que escribe (o balbucea) mete ideología al pasar, como buen obsekuente.
“El temor fue tal que
algunas leyes, incluso, convalidaron la expulsión sin juicio previo de
extranjeros luego de alentar su llegada”. Como siempre, las referencias históricas de Manuel son incompletas, desafortunadas, ignora gran parte de la historia. La ley de residencia no fue derogada ni siquiera en el primer y segundo gobierno de Perón (1946-1955). Cooke había debatido en el Congreso defendiendo la derogación. A último momento, a alguien se le ocurrió usar la ley en contra de los enemigos. A Perón le pareció bien, y ordenó no derogarla. Cuando votaron, Cooke, que había defenestrado la ley, levantó la mano para que la ley siga vigente. Muy peronista eso, tanto como olvidar la verdad sobre la ley que convalidaba la expulsión sin juicio previo de extranjeros
Para terminar, Quaranta
comenta que la identidad cubana, según un autor, está en el ajiaco (un guiso).
Este texto de Quaranta es una mescolanza, un tremendo guiso, en el que la idea
central es que nuestra identidad Argentina es una constante cocedura, que está
siempre en curso, y que no tendrá forma definitiva, pero no nos da una pista de
qué se trata.
MT/mq.-