FANTASIAS SEXUALES II - AROMAS
Viernes a la noche, reunión de amigos después de cenar, solo
hombres. Empezamos con café, luego algo de alcohol. Retomamos la charla de hace
algunas semanas. Uno, que había hablado poco, cuenta:
- Soy muy olfativo. Vivo solo, me gusta cocinar y estoy
siempre atento a los aromas. También cuido el olor de los ambientes. Me gusta
como huele el café, la madera, el incienso, las carteras y la ropa de cuero, y
tantos más. Pero el olor por excelencia es el de las mujeres. Distingo varios,
el del champú, el desodorante, el del jabón que le queda en la piel, el del
perfume, el de la cosmética… Me encanta
en una primer salida, donde solo hablamos, ir descubriendo esos aromas. Muchas
veces, en la calle o en lugares públicos, cuando le doy paso a una mujer,
aprovecho y respiro las fragancias que va dejando. Ni hablar cuando hay
encuentros más íntimos. Cierto sudor, moderado,
también deja rico olor en la piel.
- ¿Eso no suena medio asqueroso? - interrumpió el mono.
- No, para nada. Es muy sutil. Aclaro que las axilas, las
orejas, los pies y la cola no tienen olores atractivos, pero un sudor en un
brazo o la espalda es exquisito. Y por supuesto el olor por excelencia de la
mujer es el de la concha.
- Tarde o temprano llegábamos a eso, seguro que te pasás
oliendo bombachas.
- Para nada. El olor de la concha se disfruta a distancia.
Cuando estoy recorriendo a besos el cuerpo de una mujer, y estoy por el
vientre, se empieza a sentir ese olor a mujer caliente, es muy excitante. Si la
estimulo con uno o dos dedos, me guardo ese olor para más adelante, en un par
de horas o al día siguiente será exquisito. Y ni hablar del que me queda en el
miembro luego de una relación sin preservativo, es un olor fuerte, mezclado,
pero muy estimulante, no olviden que somos animales. Durante más de un año salí con una chica que
era muy piola, sincera, directa, muy decidida. Hablábamos de todo, nos reíamos
y teníamos mucho sexo. Recuerdo que cuando se vestía, antes de ponerse la bombacha,
la olía. Alguna vez que me hizo una pregunta “indiscreta”, le dije ‘preguntáme lo que quieras, luego yo
pregunto algo’. Ella quiso saber sobre
mi masturbación, le conté todo al respecto.
- Eh!! Tanto tiempo tenían !!! – dijo otro.
Estallaron las risas.
- Retomo: le pregunté porqué olía la bombacha antes de
ponérsela, y si me dejaría olerla. Me
dijo que prefería que yo no huela su calzón, y que ella lo hacía solo por una
cuestión higiénica. Le dije que en otro momento la iba a invitar a oler el
aceite de dirección hidráulica de mi auto, que era un olor muy sexual y
estimulante. Cuando lo conoció, dijo que
ese olor la calentaba, y le hacía acordar a algunos aromas sexuales, que yo no
necesitaba oler su bombacha porque ya conocía ese olor.
- Ah bueno!, dijo el
mono. Pidamos otro café que creo que va a ser el único olor rico de esta noche ...
MT/mq.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario