martes, 13 de diciembre de 2016

2001, Q, 2002, K


".... Muchas veces el mundo se encarga de ponerte en tu lugar."  (MQ, en su face, noviembre 2016).

" ... A pesar de su discurso zurdito, Manuel Quaranta lo que hace es hablar por izquierda y vivir por derecha. Es un fiel representante del modo de vida neoliberal, que tanto critica. No produce, pero se prende y cobra, viaja mucho  - Canadá, Europa, ahora México -  (Lucas Quaranta, diciembre 2016).


2001, Q, 2002, K.


En la obra (¿obra, o mero amontonamiento de palabras?), ni literaria ni filosófica, precaria, pobre de sentido, desarticulada, infantil, carente de ética, marcadamente autorreferencial, de Manuel Quaranta, es muy frecuente la alusión al difícil período 2001 – 2002.
Paso a opinar … o a destruir.
1) RELATO HEROICO: Ha sido muy común en la ex presidente, el intento de  dotar a muchas cuestiones con un costado heroico. Quaranta, aún encandilado por la ex, pretende aparecer como un héroe, que dejó la carrera de ingeniería de sistemas, para inscribirse en filosofía. Insisto una vez más. Quiero ver el legajo de Quaranta en la carrera de informática. Año de ingreso, materias cursadas, exámenes rendidos, materias aprobadas, aplazos, promedios, cantidad de materias aprobadas por año …  Con la oscuridad y la manipulación de datos es fácil presentarse como héroe, ha sido el deporte nacional y preferido por muchos imbéciles en doce años y medio de malsano kirchnerismo.
Hoy este sujeto no es ni ingeniero ni filósofo ni escritor. Solo escribe balbuceos que aplauden sus amigos y mediocres editores, y ha publicado, en forma de libro,  un diario personal con anécdotas adolescentes, que pocos han podido leer completo (“no hace falta leer el libro completo, solo basta con captar la operación”, Beatriz V. dixit).
En resumen: nada tiene de heroico cambiarse de carrera, solo está relacionado con un intento de hallar la verdadera vocación o corregir una decisión, con la debilidad o la falta de disciplina para afrontar el camino elegido, o, como ha dicho el mismísimo sujeto en cuestión, “nací sin la lógica necesaria para entender la programación”.  Pero el heroísmo por ahora no se ve.  Y menos si se trata de ir a Humanidades.
2) EL RESURGIMIENTO DEL PAÍS. Quaranta suele presentar juntos este fenómeno nacional con su cambio a filosofía, y de paso aprovecha para hacer propaganda política a favor del kakismo.
Paso a opinar, y a destruir.
El 2001 fue precedido por diez años y medio de peronismo. De Gobierno nacional, y en muchas provincias, de representantes del Partido Justicialista. El presidente era Menem, peronista, junto a él estaban muchos de los que luego estuvieron con los Kirchner.
De los múltiples sucesos y aspectos de aquella presidencia quiero destacar algunos.
Los indultos a militares golpistas y asesinos, firmados entre 1989 y 1990 constituyeron una de las canalladas más grandes de la historia democrática. No obstante, en 1995, Néstor y Cristina, no tuvieron inconvenientes en formar lista sábana con Menem para las elecciones de ese año. Néstor iba en busca de su segunda  gobernación provincial, y en un acto político obsecuente calificó a Menem como el mejor presidente de la historia argentina, luego de Perón… Claro, corrían otros tiempos, los tiempos de la conveniencia, no de los principios, ellos necesitaban colgarse de Menem, y aún no eran los paladines de la defensa de los derechos humanos, sino que estaban amasando una fortuna obscena, esa misma de la que muchos se olvidan cuando critican a la oligarquía y a los que más tienen. Imagino que otra persona con principios, un verdadero defensor de los derechos humanos, desde el inicio de los tiempos difíciles, seguramente le retiraría a Menem el saludo por la canallada de los indultos, y tampoco compartiría palco proselitista, listas sábanas y menos aún brindaría lisonjas hipócritas y por conveniencia. Néstor y Cristina no tenían principios. Insisto en que me cuesta encontrar el factor heroísmo.
También en tiempos del menemismo peronista y justicialista (con el que ya trabajaban futuros miembros conspicuos del kirchnerismo, entre ellos, los dos mayordomos, Aníbal Fernández y Parrilli), Cavallo, ministro elogiado por Néstor y Cristina en los años 90, instrumentó el plan de convertibilidad. Sí, ese mismo plan que luego fue defenestrado hasta al cansancio, junto al nefasto neo liberalismo de los noventa, por tanto zapallo obsecuente. ¡Qué falta de memoria en esos pibes, olvidan que los que aplicaron el plan neoliberal en los noventa  fueron Menem y Cavallo, seguidos, elogiados y aplaudidos por Néstor y Cristina, y por tanto panqueque que luego siguió con Duhalde, y después con los K!
Hay que enfatizar que los dos años de De La Rúa fueron pésimos, no supo eludir los callejones sin salida de la convertibilidad y fue el primer responsable de la devastadora crisis del 2001.
Luego, el trabajo sucio lo hizo Duahlde. La economía empezó a recuperarse: la soja aumentó su precio, los que se dedicaban a la agricultura comenzaron a invertir en la construcción y de a poco la economía tomó impulso, la capacidad ociosa se fue ocupando.
En ese contexto asumió Néstor Kirchner como presidente en mayo de 2003. Con la capacidad ociosa en recuperación, con soja y construcción en auge, así el crecimiento medido en meros porcentajes es más fácil y alentador. El desafío es hacer crecer la economía y la capacidad productiva cuando estás muy arriba o muy abajo, pero en un país con algunas riquezas (es cierto que también junto a múltiples déficits), con la economía en recuperación, la cosa era más fácil: ese fue el comienzo de Néstor.
3) CONCLUSIONES.
Para terminar de destruir.
Quiero destacar los que sí tuvieron algo de heroico. Los laburantes de siempre, los que atravesaron la crisis con muy poco, los que tuvieron que trabajar más horas, los que se tuvieron que amontonar en una sola casa, los que vendieron lo que ahorraron durante toda su vida, los que perdieron mucho o todo. Los tipos de oficios duros, los herreros, los carpinteros, los carteros, los obreros metalúrgicos,  los que caminaron, los que corrieron, los que lucharon, los que perdieron.
En cambio, nuestro muchacho trabajaba poco y nada, no la pasó fea en la crisis, jamás tuvo un oficio ni hizo nada productivo por otros, no aportó nada al producto total de la economía. Al contrario, siguió prendido y mamando gratis de esa gran teta alimentada por el trabajo y el sufrimiento de otros. Y luego siguió parasitando en formas más elaboradas: nombramientos, cargos, becas (heroico hubiese parecido si el viaje que te pagaron a Holanda para hablar pavadas, se lo donabas a un laburante de verdad, sorete!). En un contrapunto con otras personas en su red social favorita, pretendió sostener que su trabajo era enseñarle a los otros a pensar.  Sin duda que la mejor enseñanza que dejó a sus seguidores, como forma superior del pensamiento, es el invento de la carta de María Kodama y dos meses más tarde mandar a su novia a firmar un articulito en un diario, explicando su “operación Kodama” (de estos temas me ocupo en mi blog, en un texto por separado, publicado en diciembre de 2016). 
Tal vez para él fue un resurgimiento personal, encontrar la filosofía, fue lo que quizás necesitaba, pero no hay nada heroico en ello. Él lo relaciona con el resurgimiento del país y quiere darle ese matiz heroico que no existe, ya que el mérito de los Kirchner es muy discutible y da lugar a interminables debates históricos (el controvertido uso que se hizo del inmenso superávit; el crecimiento elefantiásico del Estado; el desmanejo de las obras públicas de infraestructura; el saqueo de las cajas estatales; los inaceptables casos de corrupción, todavía negada o justificada por idiotas dogmáticos; el nombramiento de tantos amigos, militantes y parientes en puestos públicos, como por ejemplo la familia D’Ellia; las propagandas bien derechosas realizadas desde los medios estatales de comunicación, con disfraz progresista; las palabras desbocadas e insultantes, nunca moderadas por ninguno de ellos, de la Señora Hebe de Bonafini; la presencia de sujetos nefastos como Jaime, Moreno, D’Ellia, Boudou, Milani y tantos otros; la forma en que muchos basureraron a Scioli hasta el momento en que quedó como único candidato; el silencio vergonzoso de todos ante la falta de verdaderas elecciones primarias abiertas para presidente en el FPV; la cobardía de Randazzo que no supo decir “yo me postulo igual”; la risa detestable de Eduardo Jozami, ante el chiste de Randazzo, acerca de que el proyecto con Scioli se quedaba “manco”; la puteada de Bonafini a Scioli; el insulto de Larroque a Laura Alonso junto al silencio hipócrita de los adalides de la lucha contra la violencia de género;  y tantos aspectos más).
No veo nada heroico. Lo que sí veo claramente es un triste sujeto que padece precariedad conceptual, inoperancia deductiva,  mediocridad filosófica, torpeza literaria, ignorancia sintáctica, pobreza moral, canallez laboral, narcisismo irresuelto, idiotez congénita, estupidez política agravada,  e imbecilidad crónica, no obstante lo cual recibe el elogio de sus amigos y contactos, esos incondicionales de su comunidad endogámica.  ¿Qué se podía esperar del hijo de un loco y de una analfabeta, alimentado con Tinelli, Homero Simpson, Neustadt, Ñubel, y Mirtha Legrand, y sin una biblioteca con la cual formarse?.  A mí en cambio todavía me retumban las palabras de Bonafini (esas palabras deben ser correctas, ya que ni Manuel ni Cristina ni los intelectuales de Carta Abierta las han cuestionado), “es un hijo de puta”. 

MT/mq.-




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