martes, 21 de junio de 2016


Tercera y última entrega de esos ejercicios adolescentes, de esta etapa anal…..


DON ANTONIO

Antonio se había ido a vivir solo a un departamento de un dormitorio. El edificio estaba cerca de su trabajo y de algunas facultades. Eran varias unidades por piso y había muchos estudiantes. De a poco fue conociendo chicos y chicas. Luego se fue ganando fama de profesor particular ad honorem. Es que este hombre sabía y leía mucho, era administrador de una cooperativa y coordinaba las actividades culturales. Volvía por la tarde a su casa y aprovechaba para leer y estudiar. Con el paso del tiempo le dedicaba dos o tres horas diarias a ayudar a los chicos con los exámenes. Era un hombre maduro, las chicas lo apreciaban, y cariñosamente le decían el viejo o el maestro. Algunos acudían a él para recibir consejos. Las chicas querían encontrarle una novia. Además tenía un buen botiquín y los vecinos le pedían pastillas o pomadas para no ir a la guardia del hospital. El siempre aclaraba que era solo para salir del paso, que a la brevedad tenían que consultar a un médico. Una de las vecinas, que siempre había tenido muchos novios, una tarde le dijo: “Tengo un problemita, quiero que me ayudes vos, sí ?”.
- Vení cuando quieras, dijo el viejo.
- Ok, pero no tiene que haber nadie.
La chica fue al departamento del profe.
- Me parece que tengo hemorroides, te muestro. Puedo pasar a tu pieza?.
- Pasá, no está muy ordenado, pará que pongo una sábana limpia.
Abrió el ropero. Ella alcanzó a ver una foto de una mujer desnuda del lado de adentro de la puerta.
- Acostáte acá.
Ella se levantó la minifalda, no tenía bombacha. Separó las nalgas. El solo miró, no la tocó.
- Son unas hemorroides bravas. Vestíte nomás. Ponéte esta pomada, bañáte y cambiá de ropa interior dos veces por día. Comé con poco y nada de condimentos. Ah! y no hagas nada por ahí.
- Nada de qué?
- Actividad sexual. Cuidáte mucho, y es importante que la persona con que tengas intimidad sea muy higiénica.
- Para mí va a ser difícil no entregar la cola.
- Primero tu salud, niña.
- La verdad es que sos todo un caballero. El otro día en la guardia tres pendejos recién recibidos me separaron los cachetes y me metieron uno o dos dedos en el culo, en cambio vos ni me tocaste….
- Primero el respeto.
- Ahora no son tan respetuosos. Te vuelvo a ver estos días.
La joven le dio un tierno y cálido beso al viejo. Se sentía muy cómoda con él, y volvió cada dos o tres días a que el viejo la controlara.
A los diez días se lo cruzó en el ascensor.
- Hoy tengo que ir a verte.
- Si podés, vení ahora, a lo mejor salgo más tarde.
- Epa, alguna novia?
- Ojalá ….
- En un rato voy.
Ellá pasó por su propio departamento, buscó un top y una mini muy provocativas, se puso zapatos de taco alto y se fue hasta lo del viejo.
- Acá estoy, vengo a mostrarte mi colita.
- Pase señorita.
- Me dijiste que después salías, pero hoy te voy a pedir un rato más para mí.
- Lo que necesites.
Ella pasó a la pieza y se sacó la ropa, se dejó los zapatos puestos. Se acostó boca abajo y abrió bien las piernas, levantando la cola.
- Miráme bien, quiero que me des el alta.
- No hace falta que te desnudes toda. Para mí estás bien, podés vestirte, y cuando tengas tiempo, andá a consultar un buen médico.
- Mi médico sos vos, y pienso quedarme desnuda.
- ….
- Culiáme, ya que estoy tan bien.
El viejo no lo podía creer. La flaca tenía un orto impresionante… Si se habrá calentado estos días. Fue hasta la mesita de luz, y sacó un forro y un pote de vaselina.
- Epa, viene preparadito el hombre. Tan casto que parecía.
Antonio se sacó la ropa.
- Y qué bien dotado!
- No te preocupes, te voy a cuidar.
- Es lo que venís haciendo desde que llegaste al edificio. Pero no me cuides tanto… sí?
Antonio le acarició y le besó el culo. Se puso el preservativo y la lubricó a ella y a su pene forrado.
- Metémela de una, por favor.
El viejo se la clavó de a poco, hasta que llegó bien adentro.
- Ah! Sí, así, culiáme, rompéme el culo, metémela bien fuerte y hasta el fondo.

El viejo se la metió de a poco, sin retroceder, hasta que se la puso toda. Se la dejó unos instantes hasta el fondo, y presionó, luego empezó el movimiento de ida y vuelta. La flaca se masturbaba frenéticamente el clítoris con una mano, y se metía dos dedos de la otra bien adentro de la concha. El viejo empezó a tomar ritmo, iba y venía con total intensidad, llegando lo más profundo posible. Su calentura y su furia aumentaban. No  podía creer estar poseyendo semejante orto. Disfrutaba el panorama, esa espalda estilizada cubierta de salvajes cabellos rubios, ese culo monumental que ahora ella subía y bajaba, marcando el ritmo y la profundidad de la penetración. El viejo se apoyó más sobre ella, le besaba el cuello y con la boca saboreaba sus cabellos. La flaca empezó a sentir esa mezcla de dolor, incomodidad y tremendo placer, muy típicas de una culiada con todas las letras, suministrada por una gran poronga, y claro indicio de que se avecinaba una buena explosión. El viejo seguía firme, duro, y tenía para un buen rato. Siguió con rigor en aumento. La flaca sentía que se alteraba su percepción del tiempo, el mundo le daba vueltas, todo su cuerpo experimentaba sensaciones; empezó a tener un orgasmo completo, desde los pies, las piernas, la pelvis, la vagina, el culo, el clítoris, el vientre, la espalda y la cabeza, que daba vueltas por todos lados, su respiración seguía in crescendo y la explosión orgásmica fue increíble y prolongada….
- ”Me encantaría que me acabes adentro, sin forrito. Yo te lo saco, si?. “
El viejo se retiró, la flaca se dio vuelta y le quitó el preservativo. Le besó, le lamió y le olió el gran vergón, hizo el gesto de calentura y admiración con los dientes sobre su labio inferior.
- “Ahora sí, dámela con todo y estallá adentro mío, inundáme de leche.”
Se dio vuelta y se puso en cuatro, bajando la cabeza, apoyando los antebrazos sobre las sábanas, ofrendando su culito perfecto. El viejo le hizo una linda lamida de agujerito y se la empaló de una, sin reparos. Más caliente que nunca, embistió a la flaca varias veces hasta que sintió que se venía su explosión. Tuvo una eyaculación volcánica, con abundante semen, bien en el fondo de la cola de la yegua esa, la llenó de leche como ella se lo pidió. Los dos se desplomaron. “Quedate arriba mío con la pija hasta el fondo, quiero sentir cómo se va poniendo en reposo”.  El viejo quedó detrás de ella, su pene se fue retrayendo hasta que se salió de aquel culo increíble.
….
Entre las mujeres del edificio eran muy comunes las rondas de mate y las charlas por la tarde en algunos departamentos. Se contaban casi todo. Al día siguiente de la gran culiada, la flaca contó con lujo de detalles lo que había vivido. Muy disimuladamente, una profesora de gimnasia, de ese grupejo, abandonó la reunión. Era una veterana con excelente cuerpo y mucha actividad sexual, se dirigió al departamento del viejo. Tocó timbre, y le dijo: “Tengo un problema”.
- “Lo que necesites”.
- “Tal vez puedas ayudarme, me salió un grano en la cola…”

MT/mq.-


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