jueves, 23 de junio de 2016

Voy a la peluquería. Hay dos o tres personas antes que yo. Me toca esperar cerca de una hora. Hoy hay gente porque cobran a mitad de precio, hay una malaria…  Hay diarios viejos. Con esto de Macri ya no hay ni para revistas… Encuentro un diario de julio de 2015. En la tapa leo, María Kodama intimó a un escritor rosarino. La comento con el peluquero y se suman algunos clientes. Sí, yo me acuerdo, dice uno. Le mandó una carta documento esa vieja. A quién?, pregunta el peluquero.  A un escritor, dice el cliente.
Uno dice Quaranta. . ¿quién? dice el peluquero, ¿Quaranta, cómo el médico?. Agrego yo: “Manuel Quaranta, escritor rosarino, alguno leyó algo de él?”. No. No. No, dicen tres o cuatro. La vieja esa le mandó un telegrama?. Pero qué pedazo de hija de p….  Por qué no lo deja escribir tranquilo.  Pregunto: ¿existió la carta?. Un cliente, taxista, se suma. Sí, claro que existió pibe, ja, mirá lo que dice este,  yo me acuerdo, lo “dijieron” en la radio. Lo demandaron. Era invierno, me acuerdo que llevaba a una pasajera que había comprado frazadas. En la radio estaban hablando de la carta, después lo leí en el diario, claro que existió, qué le pasa a este, se pone en exquisito?, - sentencia el conductor. Está bien, concedo. Pienso en silencio lo que se aprende en la facultad: los hechos, las teorías, los discursos, los hechos de discursos, la construcción de la realidad, mejor me callo. Acá rige otro discurso, la realidad es una cosa muy sencilla, la ves en la calle, la hablás con los clientes, y te la cuentan la radio, la televisión y el diario…. Pero hay otras formas, más sutiles, más elaboradas, algunos consideran toda la realidad como un gran simulacro, y las intervenciones artísticas vienen a dar un toque distinto a esa realidad cotidiana.


Rosario, 29 de junio de 2016.

Día de mi cumpleaños por la mañana, suena el timbre, una voz dice:
 –“Cartero”.
Bajé. Imaginé que llegaba un desayuno de regalo….
Pero no,  me encuentro con una Carta Documento. Lo sabía, la estaba esperando, era solo cuestión de días, o semanas.
Son tres los intimidantes, la abogada y sus representados, Piglia y Quaranta. El escritor no quiere que use más el nombre de Tardewski, es entendible, pero me llamo así, no puedo hacer nada. Le enviaré una carta con la fotocopia de mi documento.

Con respecto al creativo, pretenden que deje (en parte, no totalmente) de usar el estilo de él.  Considero que es un error, tengo estilo propio, no se lo copié a nadie, es producto de mi vida, mi educación, mis lecturas y mi experiencia. También de mis lectores, que de a poco se van sumando, y van haciendo comentarios en mi blog, festejando ocurrencias, celebrando infantilismos. Lejos estoy de tener una comunidad como MQ, aunque en algunos puntos esa comunidad es endogámica.  Los que lo comentan son los mismos que reciben sus elogios.  Lil, Euge, Clari, Vísperas y tantos más reciben los comentarios positivos del creativo, y a su vez son los que lo alaban. Entre todos ellos hay jurados, jueces, glosadores, aplaudidores, seleccionadores, residentes, todo queda dentro de esa gran familia…   Creo que ÉL va a ser un escritor de verdad, cuando deje de escribir deliberadamente sobre sí mismo y para el aplauso de su entorno endogámico. Cuando deje de hacer la fácil, como por ejemplo tomar un cuento de Borges, El Sur (obra maestra si las hay), y cambiarle solo circunstancias, eso lo hace cualquiera.  Cuando deje los jueguitos narcisistas, cuando afloje un poco con las redes sociales (está colgado todo el día). Estamos asistiendo al surgimiento de un escritor de verdad, pero le queda dar ese paso. Cuando dé ese paso entonces sí escribirá acerca de si mismo, sin nombrarse, sin referir que se tomó un colectivo o escuchó tal conversación. Escribirá desde el alma, desde el desgarramiento del ser, sobre los temas decisivos, el amor, la soledad, la muerte, la infancia perdida, las ilusiones, los deseos ocultos, las pasiones, los encuentros y desencuentros.

Me está gustando la literatura de Quaranta, estoy abriendo mi mente y mi sentir al arte moderno, las intervenciones y las instalaciones, los entrecruzamientos, las intertextualidades (yo no soy más que una de estas).

Mirá a continuación la imagen de la carta:





Luego de ello, como no podía ser de otra manera, me llamaron de los medios, de las radios, la replicaron mil veces, hasta que Enriqueta Larguirucha publicó en La Crapital:

INTIMAN A UN ESCRITOR ROSARINO A QUE DEJE DE UTILIZAR UN NOMBRE DE FICCION,  Y UNA IMAGEN Y UN ESTILO DE UN LIDER DE LAS REDES SOCIALES.

El receptor. Tardewski, bajó a buscar el desayuno y le entregaron la carta documento.
Los remitentes. El escritor Piglia, y el posteador creativo, Borges Quaranta.
El documento.  Imagen de la carta que se puede ver por separado.

Les cuento que no tenía ganas que me tomen de nuevo de boluda, con lo cual decidí hacer esta nota en joda.  Todas las notas de este diario son en joda, nadie verifica nada, los jefes de redacción están jodiendo (tomálo en todos los sentidos), y no existe el hábito de consultar a un médico, abogado o contador, según lo que trate la nota. Investigar es un verbo desconocido, profundizar no es un hábito. Sinceramente no sé qué hacer con algunos datos, cómo verificar el Dni, o el domicilio del remitente. Cómo buscar en la web sobre la abogada, tampoco tengo idea de cuáles son los usos y costumbres en las cartas documento con intimaciones jurídicas.  Ni hablar de que vaya a hacer un llamado por teléfono para confrontar algún dato. Todo eso que quede para algún lector neurótico, uno de cada diez mil se le puede ocurrir algo de eso. Las fechas son para los cuadernos de hace cincuenta años, ahora las fechas las pone “el sistema” o los sellos. Que haya o no haya sellos en la carta me importa poco, y las únicas obleas que conozco son las de Terrabusi, perdón que ponga marcas, pero los multinacionales se meten en todo…. Bueno, mañana me estoy yendo de viaje, así que corto acá, y cualquier cosa que la resuelvan mis editores. Saludos.

Enriqueta Larguirucha

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