domingo, 12 de junio de 2016

UNA NUEVA INTERVENCION. Clase magistral de filosofía, a cargo de Manuel (o la muerte de Miguel Tardewski).-

UNA NUEVA INTERVENCION.  Clase magistral de filosofía, a cargo de Manuel (o la muerte de Miguel Tardewski).-

El decano de la Facultad de Psicología estaba bastante confundido y no sabía a quién creerle. Había escuchado a todos los alumnos de la comisión, y las narraciones de los hechos diferían llamativamente. Casi la mitad sostenía un punto de vista, y la otra mitad decía lo contrario. Decidió hablar en privado con dos alumnos, y los invitó a su despacho. La primer elegida fue Romina Benetti, muy estudiosa, de familia de profesionales de la salud, había terminado la secundaria el año anterior, y no dudó en seguir Psicología, materia sobre la cual tenía numerosas lecturas, como también de Filosofía, Antropología, Psicoanálisis, Lingüística; muchos ya la veían como una excelente analista en el futuro. El otro alumno fue Gino Racciatti, abogado, de más de treinta años, quien fiel a la tradición familiar eligió la carrera y la profesión del Derecho, y ahora se estaba dando el gusto de recorrer de a poco, en momentos libres, su otra vocación, las cuestiones del espíritu, como gustaba llamarle.

Mientras caminaban hacia su oficina, el decano repasaba mentalmente: Quaranta empezó a dictar su clase de Problemática del Saber a las 17 horas, cerca de las 18 y 30 tuvo que intervenir seguridad ya que había una persona en el piso, con lesiones, también llamaron una ambulancia. Algunos relataban una pelea entre dos hombres, otros decían que una persona empezó a golpear el piso como si simulara una pelea contra alguien …

“Le damos primero la palabra a la señorita”, dijo el decano.

Romina contó:   “Me guío por lo que vi y lo que escuché directamente, desde un banco de la primera fila. Suelo llegar temprano y sigo las clases con mucha atención, por eso es fundamental para mí estar bien adelante. Manuel llegó puntual, lo cual sabemos es poco habitual. Entró solo, de eso estoy segura, segurísima.  Dictó su clase como siempre, desordenadamente, haciendo malos chistes, tomando al pie de la letra algunas respuestas o comentarios de alumnos, sacando todas las conclusiones e implicaciones de las afirmaciones del otro, para buscar contradicciones (es su deporte favorito), también recurrió a la ironía, a los dobles sentidos, y los cambios de vía, en el sentido freudiano, tomando siempre como punto de partida las palabras dichas por nosotros. Desarrolló muy sucintamente el tema de la verdad y el conocimiento, habló de Sócrates, Platón y Aristóteles, mencionó el término griego compuesto “kalo-kai-agathos”, pasó rápidamente por Santo Tomás, el surgimiento de la ciencia en el renacimiento, y más cercanamente habló de marxismo, existencialismo y posmodernismo. El tema de lo social y la ética estuvieron también presentes. Hablaba más pausado que de costumbre, estaba más disperso que lo habitual, parecía como si dialogara imaginariamente con alguien, hasta que pasó lo que algunos alumnos le comentaban en el aula.”

El decano dijo: “Gracias Romina, clarísimo tu testimonio. Sigo desconcertado, ya me vas a comentar cómo viste vos ese final. Doctor, ¿Usted qué dice?.”

Racciatti: “También me guío por lo que vi y lo que escuché.  Respeto lo que dice Romina, pero mi punto de vista es totalmente distinto.  Suelo sentarme en el fondo del aula, para mí estas clases y esta carrera son más un descanso y una satisfacción, no tanto la tensión de la responsabilidad y las obligaciones que vivo con mi profesión.  No presté mucha atención pero Quaranta llegó con alguien más, es la primera vez que veo a este otro hombre, estaba algo desprolijo, sucio, como decía un compañero, textualmente, parecía fumado…  El profesor empezó a hablar de la verdad y el conocimiento, y cada tanto había un contrapunto con este hombre, a quien de aquí en adelante llamaré M.  Sobre el profesor lo que puedo decir es que es un poco payaso e irresponsable.  Desubicado, también, un poco. Original, quiere serlo, pero lo busca por caminos equivocados. Creativo, es discutible. De todos modos, a mí me resulta simpático y divertido, siento aprecio por él.  Quaranta desarrolló su clase, tal como narró Romina.  Pero además M también participaba, lo primero que dijo fue: “Se predica con el ejemplo”. Esto fue a partir de que el profesor dijo que siempre es bueno decir la verdad. Se dijeron algunas cosas más que no entendí. Cuando Manuel definió gnoseología y epistemología, M le dijo que defina también las disciplinas que él cultivaba: fraseología y falseología. En algún momento hubo una referencia al utilitarismo, M le dijo vos sos la más cruda representación del utilitarismo. ¿Qué decís?, respondió Quaranta. Claro, lo que vos hiciste con la carta y la novela, dijo M, y agregó: publicaste una novela, y unos días después fabricaste ese asunto de la carta falsa de Kodama, lograste difusión por todos lados, apareciste como escritor, y en muchas noticias se nombró tu novela, lograste el objetivo, hacerte ver, como las vedetes que se promocionan mostrando el culo. Es muy falso eso que escribiste respecto de que no tenías ninguna intención comercial. Si querés hacer literatura, hacé literatura de verdad, y no andés haciendo publicidad en base a mentiras, inauténtico de mierda!.  Tomátela, dijo Quaranta, y se le fue encima, lo que ocurrió después es tal cual lo narraron los otros alumnos.”

El decano les pidió a cada uno que cuenten ese final:

Romina: “Quaranta se tiró al piso y empezó a darle puñetazos a los mosaicos. Primero pensé que era otra de sus intervenciones (¿artísticas?) pero los golpes eran reales y fuertes. Parecía pelear con alguien, al que insultaba, pero estaba solo. Empezaron los gritos de algunos alumnos. Vino seguridad. Al comprobar que tenía la mano derecha sangrando y la muñeca aparentemente fracturada, llamaron a una ambulancia. Luego vino Usted y cada alumno contó caóticamente lo que vio. Ahora, acá estamos, le agradezco que me haya seleccionado. Si tengo que resumir, digo simplemente: Manuel entró solo al aula, en ningún momento tuvo otra persona de pie a su lado, no había nadie cerca cuando se puso a pelear contra el aire, a gritar  y a golpear el piso.”

Racciatti: “Quaranta se le fue encima al otro tipo, se dieron un par de piñas, se cayeron al piso, por cierto Manuel pelea bastante mal. M llevaba las de ganar cuando su cuerpo empieza a hacerse invisible, y desaparece, pero no saliendo por la puerta, sino que deja de ser visible en el mismo lugar de la pelea. Quaranta que estaba debajo recibiendo más golpes, se incorpora y hace como que lo toma del cuello, pero ya no peleaba contra nadie, y empieza a tirar trompadas, que no impactan contra su rival, sino contra el piso, al tiempo que grita: ¡Miguel Tardewski te voy a matar, Miguel Tardewski te voy a matar !!!”


El decano dijo: “Si no fuera porque ambos me merecen la mayor de las confianzas, diría que se están burlando de mí. No sé qué pensar”.-

MT/mq.-

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