UNA NUEVA INTERVENCION. Clase magistral de filosofía, a cargo de
Manuel (o la muerte de Miguel Tardewski).-
El decano de la Facultad de
Psicología estaba bastante confundido y no sabía a quién creerle. Había
escuchado a todos los alumnos de la comisión, y las narraciones de los hechos
diferían llamativamente. Casi la mitad sostenía un punto de vista, y la otra mitad
decía lo contrario. Decidió hablar en privado con dos alumnos, y los invitó a
su despacho. La primer elegida fue Romina Benetti, muy estudiosa, de familia de
profesionales de la salud, había terminado la secundaria el año anterior, y no
dudó en seguir Psicología, materia sobre la cual tenía numerosas lecturas, como
también de Filosofía, Antropología, Psicoanálisis, Lingüística; muchos ya la
veían como una excelente analista en el futuro. El otro alumno fue Gino
Racciatti, abogado, de más de treinta años, quien fiel a la tradición familiar
eligió la carrera y la profesión del Derecho, y ahora se estaba dando el gusto
de recorrer de a poco, en momentos libres, su otra vocación, las cuestiones del
espíritu, como gustaba llamarle.
Mientras caminaban hacia su
oficina, el decano repasaba mentalmente: Quaranta empezó a dictar su clase de
Problemática del Saber a las 17 horas, cerca de las 18 y 30 tuvo que intervenir
seguridad ya que había una persona en el piso, con lesiones, también llamaron
una ambulancia. Algunos relataban una pelea entre dos hombres, otros decían que
una persona empezó a golpear el piso como si simulara una pelea contra alguien …
“Le damos primero la palabra a
la señorita”, dijo el decano.
Romina contó: “Me
guío por lo que vi y lo que escuché directamente, desde un banco de la primera
fila. Suelo llegar temprano y sigo las clases con mucha atención, por eso es
fundamental para mí estar bien adelante. Manuel llegó puntual, lo cual sabemos
es poco habitual. Entró solo, de eso estoy segura, segurísima. Dictó su
clase como siempre, desordenadamente, haciendo malos chistes, tomando al pie de
la letra algunas respuestas o comentarios de alumnos, sacando todas las
conclusiones e implicaciones de las afirmaciones del otro, para buscar
contradicciones (es su deporte favorito), también recurrió a la ironía, a los
dobles sentidos, y los cambios de vía, en el sentido freudiano, tomando siempre
como punto de partida las palabras dichas por nosotros. Desarrolló muy
sucintamente el tema de la verdad y el conocimiento, habló de Sócrates, Platón
y Aristóteles, mencionó el término griego compuesto “kalo-kai-agathos”, pasó
rápidamente por Santo Tomás, el surgimiento de la ciencia en el renacimiento, y
más cercanamente habló de marxismo, existencialismo y posmodernismo. El tema de
lo social y la ética estuvieron también presentes. Hablaba más pausado que de
costumbre, estaba más disperso que lo habitual, parecía como si dialogara
imaginariamente con alguien, hasta que pasó lo que algunos alumnos le
comentaban en el aula.”
El decano dijo: “Gracias
Romina, clarísimo tu testimonio. Sigo desconcertado, ya me vas a comentar cómo
viste vos ese final. Doctor, ¿Usted qué dice?.”
Racciatti: “También me guío por
lo que vi y lo que escuché. Respeto lo que dice Romina, pero mi punto de
vista es totalmente distinto. Suelo sentarme en el fondo del aula, para
mí estas clases y esta carrera son más un descanso y una satisfacción, no tanto
la tensión de la responsabilidad y las obligaciones que vivo con mi
profesión. No presté mucha atención pero Quaranta llegó con alguien más,
es la primera vez que veo a este otro hombre, estaba algo desprolijo, sucio,
como decía un compañero, textualmente, parecía fumado… El profesor empezó
a hablar de la verdad y el conocimiento, y cada tanto había un contrapunto con
este hombre, a quien de aquí en adelante llamaré M. Sobre el profesor lo
que puedo decir es que es un poco payaso e irresponsable. Desubicado,
también, un poco. Original, quiere serlo, pero lo busca por caminos equivocados.
Creativo, es discutible. De todos modos, a mí me resulta simpático y divertido,
siento aprecio por él. Quaranta desarrolló su clase, tal como narró
Romina. Pero además M también participaba, lo primero que dijo fue: “Se
predica con el ejemplo”. Esto fue a partir de que el profesor dijo que siempre
es bueno decir la verdad. Se dijeron algunas cosas más que no entendí. Cuando
Manuel definió gnoseología y epistemología, M le dijo que defina también
las disciplinas que él cultivaba: fraseología y falseología. En algún momento
hubo una referencia al utilitarismo, M le dijo vos sos la más cruda
representación del utilitarismo. ¿Qué decís?, respondió Quaranta. Claro, lo que
vos hiciste con la carta y la novela, dijo M, y agregó: publicaste una novela,
y unos días después fabricaste ese asunto de la carta falsa de Kodama, lograste
difusión por todos lados, apareciste como escritor, y en muchas noticias se
nombró tu novela, lograste el objetivo, hacerte ver, como las vedetes que se
promocionan mostrando el culo. Es muy falso eso que escribiste respecto de que
no tenías ninguna intención comercial. Si querés hacer literatura, hacé literatura
de verdad, y no andés haciendo publicidad en base a mentiras, inauténtico de
mierda!. Tomátela, dijo Quaranta, y se
le fue encima, lo que ocurrió después es tal cual lo narraron los otros
alumnos.”
El decano les pidió a cada uno
que cuenten ese final:
Romina: “Quaranta se tiró al
piso y empezó a darle puñetazos a los mosaicos. Primero pensé que era otra de
sus intervenciones (¿artísticas?) pero los golpes eran reales y fuertes. Parecía
pelear con alguien, al que insultaba, pero estaba solo. Empezaron los gritos de
algunos alumnos. Vino seguridad. Al comprobar que tenía la mano derecha
sangrando y la muñeca aparentemente fracturada, llamaron a una ambulancia.
Luego vino Usted y cada alumno contó caóticamente lo que vio. Ahora, acá
estamos, le agradezco que me haya seleccionado. Si tengo que resumir, digo
simplemente: Manuel entró solo al aula, en ningún momento tuvo otra persona de
pie a su lado, no había nadie cerca cuando se puso a pelear contra el aire, a
gritar y a golpear el piso.”
Racciatti: “Quaranta se le fue
encima al otro tipo, se dieron un par de piñas, se cayeron al piso, por cierto
Manuel pelea bastante mal. M llevaba las de ganar cuando su cuerpo empieza a
hacerse invisible, y desaparece, pero no saliendo por la puerta, sino que deja
de ser visible en el mismo lugar de la pelea. Quaranta que estaba debajo
recibiendo más golpes, se incorpora y hace como que lo toma del cuello, pero ya
no peleaba contra nadie, y empieza a tirar trompadas, que no impactan contra su
rival, sino contra el piso, al tiempo que grita: ¡Miguel Tardewski te voy a
matar, Miguel Tardewski te voy a matar !!!”
El decano dijo: “Si no fuera
porque ambos me merecen la mayor de las confianzas, diría que se están burlando
de mí. No sé qué pensar”.-
MT/mq.-
Buenísimo!...
ResponderEliminargracias maestro !
EliminarMuy bueno.
ResponderEliminarmuchas gracias !
EliminarParafraseando a Capusotto...." están hablando de fasiiiiiitooooooooo!!! pobre Miguel....
ResponderEliminarFlaca, gracias por comentar, abrazo !!!
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